miércoles, 14 de julio de 2010

¿Qué es la felicidad?














“El sabio no es el que sabe lo que son las cosas, esto
no es lo primario, sino el que puede mirarlo todo con
mente tranquila; y en eso consiste fundamentalmente la
felicidad”. Julián Marías


Desde la antigüedad hay referencias en torno a lo que es la felicidad; desde los griegos, pasando por los romanos, existen opiniones sobre la felicidad y el grado en que esta se puede manifestar en la sociedad; lo anterior sin lugar a dudas se asocia con el Índice de Desarrollo Humano, por sus siglas (IDH) en todos los países del orbe. Todas las sociedades deben de concentrar sus políticas de desarrollo en la persona humana, en su crecimiento integral tanto a nivel individual como social. (ver la felicidad en la sociedad)

En el siguiente ensayo abordare algunas notas de autores que explican ¿Qué es la felicidad?, así como algunas interrogantes para indagar más sobre la temática.

Algunas acotaciones refieren que la felicidad no es más que un estado de ánimo efímero y a veces prolongado que no puede mantenerse permanentemente, si es así, entonces realmente qué es la felicidad, es un estado esporádico que se diluye en cualquier momento o bien es un estado de alegría que si puede prolongarse.

La felicidad podría ser sinónimo de plenitud, como nos dice el padre jesuita Carlos Rafael Cabarruz en su libro “Ser persona en plenitud”. Cabarruz subraya que existen dinámicas internas, “un corazón herido y un corazón manantial”. Nuestra plenitud consiste en la búsqueda intensa de rescatar ese corazón herido para convertirlo en un pozo lleno de vida y en un manantial lleno de plenitud.

Bertrand Russel decía que no hay mejor fórmula de entender la felicidad como tener los más diversos intereses, y que estos vayan aunados con una relación fraterna y no hostil, con la gente más cercana en nuestra vida.

Sin lugar a dudas la tesis de Russel nos acerca a una realidad circundante en nuestra vida, ya que son los intereses cotidianos, a largo y corto plazo, los que nos mantiene atentos, estos intereses pueden ser profesionales, familiares, educativos, humanísticos, etc. Lo importante del planteamiento del filósofo inglés es la cercanía con el hombre, sujeto de la historia.

Como su libro detalla, “La conquista de la Felicidad”, va aunada a un equilibrio entre los intereses y lo que abarca nuestro ser en lo más intimo, las relaciones humanas.

Como humanos fijamos posturas a veces que chocan con otros puntos de vistas, lo importante dice Russel, es asimilar de que esto siempre existirá, y que lo adecuado es mantener una amistad basada en la fraternidad, que es lo contrario a la hostilidad.

Indagar y navegar en la mente de los sujetos que por miles de años han escrito ensayos sobre la felicidad no es fácil, pero Russel en su libro nos sintetiza una forma simple de poder conquistar la mentada felicidad.

Para el jesuita Anthony De Mello, la felicidad consiste en no apegarse a nada, porque el apego es la raíz del sufrimiento. Interesante tesis pero con una dificultad, todo el mundo de algún modo u otro esta apegado a algo o a alguien.

De Mello explica en unos de sus tantos cuentos cuando un monje llega con su maestro y le pregunta que es la depresión humana, y el maestro le contesta que él tiene depresión, el discípulo confundido le pregunta y porqué estas como si nada, si tuvieras una depresión profunda estuvieras tirado en tu cama y sin querer hacer nada, y como te veo, sucede todo lo contrario; a lo que el maestro le replica, la diferencia esencial consiste en que antes la depresión me afectaba y ahora ya no.

La moraleja define que no hay que tomar la cosas apecho y que los momentos de tristeza son como las nubes negras, siempre pasan, nunca son permanentes. Ahí está la gran diferencia en apegarse a una nube negra, aunque esta ya no este, o desapegarse y saber que todo cambia constantemente. Sin embargo, sabemos que muchas personas terminan en un estado depresivo por la pérdida de un ser querido, y que es lógico que durante años existió amor entre estas personas, también un apego del uno hacia el otro.

De Mello para mi debió profundizar más en el cuestión del deseo, el deseo como tal, está enraizado en todos los seres humanos, tomando como base de que por naturaleza, somos seres más emocionales que racionales.

Nuestro Bulbo Raquídeo comanda gran parte de nuestro cerebro, nuestras terminaciones nerviosas pasan directamente por nuestra parte emocional. La diferencia en muchas ocasiones, es el proceso que nuestro cerebro podría dar a un estimulo externo. El tratamiento que la razón o la emoción pueda provocar en determinados casos puede ser motivo de profundizar mucho más en la cuestión del deseo.

Por lo anterior sería bueno analizar el libro Inteligencia Emocional de Daniel Goldman que dirige los centros de las emociones a las “amígdalas”, interesante punto que pongo sobre la mesa para entender más sobre la importancia de las emociones en la búsqueda de la felicidad humana.

Ya hemos abarcado algunos autores que nos habrán levantado sospechas sobre el tema sobre qué es la felicidad, lo importante al final, es abrir un debate serio, donde el entendimiento sea nuestro centro de atención.

Creo importante que estos temas en nuestro tiempo deberían ser parte de nuestro modo de vida y de aprendizajes cotidianos. Cada vez como personas nos olvidamos de lo esencial, como diría Exupery en El Principito “Solo con el corazón se ve lo esencial es invisible a nuestros ojos”.

Mucho hemos olvidado que el pensamiento y los grandes pensadores surgieron resolviendo muchas preguntas, acerca de nuestro mundo interior y exterior; y que los grandes filósofos en la antigüedad trataron de dilucidar y de hilvanar por años un conocimiento que se origina en las ideas por medio del uso constante de la razón.

Por ejemplo Sócrates utilizó el método de la Mayéutica para poder encontrar la respuesta más acertada, después de realizar muchas preguntas acerca de un tema específico.

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