miércoles, 23 de junio de 2010

¿Son los medios informativos socialmente responsables?


Dentro de las actividades que realiza el Centro Cultura de España se llevo a cabo la lectura a fondo sobre el tema ¿Son los medios informativos socialmente responsables?, el cual se enfocó en la discusión sobre el papel que desempeña la prensa en Guatemala.

La actividad estuvo moderada por Gustavo Berganza periodista y sociólogo, y los ponentes fueron Martín Rodríguez actual columnista de Prensa Libre; Juan Luis Font, director del diario El Periódico; y Virgilio Álvarez Aragón director de la Facultad Latinoamericana en Ciencias Sociales (FLACSO). La embajadora de España Carmen Oreja Diez fue la encargada de dar la bienvenida tanto al público presente como a los participantes del foro.

“Los medios de comunicación son como una plaza pública, no es una maquinaria como se piensa, es un lugar donde confluyen varias fuerzas externas, en pos de intereses económicos, políticos, etc” recalcó Martín Rodríguez.

Rodríguez agregó que: “las elites económicas han trabajado durante cerca de 30 años para abarcar y persuadir a la sociedad, y esta se patentiza en el trabajo que ha realizado la Universidad Francisco Marroquín para influir en los medios”.

Por su parte Virgilio Álvarez realizó un análisis contextual global de la situación de los medios y remarcó: “estos no son más que participes del consumo, y como tal solo están interesados en confluir a la par del mercado de consumo".

“Estamos ubicados en una neo cultura, que no nos permite ver más que lo superficial en la sociedad, por lo tanto los medios de comunicación no contribuyen al cambio social, es más son participes que se mantenga el status quo”, subrayó en director de FLACSO.

Juan Luis Font, explicó que él era el único de los participantes que había trabajado desde finales de los 80 en medios escritos como reportero y subrayó que: “si veía un avance en temas como el racismo, el medio ambiente, etc.…, a los medios no hay que mirarlos como parte del status quo sino como procesos independientes que aunque lentos contribuyen al cambio social”.

El director del El Periódico finalizó: “no hay que crear paranoia en contra de los medios”, y a la pregunta de una de las participantes expuso: “hemos contribuido al cambio, un ejemplo es un reportaje del periódico por una acusación a un azucarero en la era Portillo, que significó el desistimiento del aquel para llevar a cabo actos de corrupción”.


Conclusión propia:

El debate en torno al tema sobre los medios de comunicación, abarca todos los medios masivos de comunicación, y, en el foro solo había un representante de un medio escrito, quizá el más moderado y el que más apertura tiene en la actualidad en Guatemala. Por otro lado cada uno de los panelistas tiene un punto de vista interesante acerca de los medios y por lo tanto rico en análisis y debate.

En Guatemala no hay que ocultar que algunos medios como Prensa Libre y por otra parte los canales “guatemaltecos” están cooptados por gremios a los que solo les interesa el mantenimiento del status quo, abordando temas sociales solo como camuflaje para ocultar el verdadero fondo de sus intereses.

Sin embargo es importante abrir este tipo de espacios para madurar como sociedad y poder llegar a debates en pro de una Guatemala distinta; en la cual aquellas estructuras malévolas para la democracia aunque tengan participación proactiva no tengan la capacidad de influir en los medios a su sabor y antojo. Pues solo aquellos medios tradicionales, alternativos, así como las universidades en el ámbito de la comunicación que formen y velen por construir un país democrático, serán los que la sociedad podrá contar dentro de los medios distintos que dignifiquen y construyan lenta y progresivamente una sociedad incluyente para todos los sectores sociales.

Urge cambiar el rumbo de Guatemala ahora mismo


Los índices de criminalidad en nuestra sociedad son alarmantes, un aproximado de 17 muertes al día y una estadística espeluznante del 98 % de casos que quedan impunes reflejan una sociedad en decadencia. Gustavo Porras, analista político dice que “si esto no se detiene, nos llevara a un Estado Fallido”, donde el orden y las leyes estén al servicio del crimen organizado, asociado esto con grupos sistemáticamente inmiscuidos en las entidades públicas y privadas.

Tan solo hace 2 semanas aparecieron 4 cabezas en distintos puntos del país al mejor estilo del cuento de Augusto Monterroso Mr. Taylor en el que se negocia con cabezas hispanoamericanas. Todo lo anterior solo deja terror y psicosis en la sociedad.

El Conflicto Armado Interno “finalizó” en el año de 1996 con la firma de los acuerdos de paz, firmes y duraderos, empero parece que ahora la guerra a tomado otros rostros y mecanismos para actuar en una sociedad conformista y pusilánime.

Hace poco el propio presidente de la mano de las comisiones de postulación nominaron a 6 candidatos a fiscal general de la nación, aún bajo el lente de la recomendación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) que dijo que los elegidos no eran los idóneos para tal cargo, el presidente de la república hizo caso omiso y eligió al menos indicado, ya que este fiscal realizó cambios inmediatos que favorecían al crimen organizado.

Si no es por la renuncia del Dr. Castresana jefe de la CICIG, en la que pedía la destitución del fiscal del Ministerio Público (MP) por tener pruebas de ser parte de una red de adopciones ilegales y narcotráfico no se habría logrado la sentencia de la Corte de Constitucionalidad (CC) que resolvió la deposición inmediata del fiscal.

Como sociedad guatemalteca hemos avanzado poco, han sido más los retrocesos en todas las materias, económicas, políticas, culturales, sociales, etc. Problemas estructurales profundos e índices como el de desarrollo humano, el 121 a nivel mundial, tanto solo superado por Haití en América, refleja que somos uno de los países con mayor índice en desigualdad y pobreza.

Tal como dijo Eduardo Stein ex vicepresidente de Guatemala, “no podemos esperar una semana ni siquiera un día, urge cambiar nuestro país ahora mismo”.

miércoles, 16 de junio de 2010

“Ojo por ojo y todos quedaremos ciegos” M. Gandhi


“La paz es la continuación
de la guerra por otros medios”
Hannah Arendt



Prendo la tele ¡violencia!, salgo a la calle ¡violencia!, veo el periódico ¡violencia!, acaso y lo asumo, ¿Esa es la forma común de “vivir” en un país como Guatemala?

Desde el punto de vista estructural durante siglos el enriquecimiento ilícito, la explotación y la represión hacia el “otro”, el débil, fue y ha sido el mecanismo de violencia utilizado en nuestra sociedad.

Debilitar el espíritu, ha sido parte de las estrategias utilizadas por aquellos que nos tienen de rodillas. Antes era claro que existían grupos paramilitares en contubernio con la policía y el ejército, que funcionaban como aparatos represivos pues protegían los intereses de la oligarquía guatemalteca.

Hoy…, el rostro de la violencia se volvió más complejo, con distintos rostros, se oculta de una forma magistral y actúa con total impunidad, “en el país de la eterna impunidad”. Pero ¿Se puede cambiar la violencia por la paz? ¿Es alcanzable la verdadera paz? o siempre estaremos atados a nuestra historia y presente con nudos ciegos.

En la actualidad existen muchos factores que determinan las causas profundas de esta violencia: el desempleo, el hambre, la falta de educación, la discriminación, la falta de vestido y vivienda, entre otros muchos causales.

¿Qué nos queda?, ¿qué falta por hacer?, o esperaremos a que esto se convierta en un Estado fallido, sin leyes, sin orden, y vivir en el salvajismo –donde la violencia se convierta en algo tan común como tomar un café por la tarde-

¿Qué nos queda? En un país que nos acogió con su mano desde la profundidades de la tierra, y donde la lluvia de sangre recorre las mejillas de la historia guatemalteca.

¿Qué nos queda? Buscar la paz a toda costa…, o simplemente ser espectadores de un baño de sangre en el que algún día el baño nos tocara a nosotros.

Qué es la violencia

Según Johan Galtung existen tres tipos de violencia. Para él este flagelo se puede clasificar en directa, estructural y cultural. En cualquiera de ellas se puede dar la violencia física y mental.

La violencia directa se manifiesta cuando un actor tiene relación sobre otro, algunos ejemplos que se pueden dar al respecto es cuando “existe un abuso de autoridad, en el que alguien cree tener poder sobre otro ”, Galtung subraya que muchas veces estos casos se dan en las relaciones desiguales, hombre sobre mujer, padre sobre hijo, etc.

Para J. Galtung la violencia estructural y cultural son más difíciles de resolver. La violencia Estructural también llamada indirecta se divide en interna y externa. La interna se identifica con la personalidad; en cambio la externa va más allá y se divide en económica y política, siendo la explotación y la represión sus dos caras.

“Ambas actúan sobre el cuerpo y la mente, y aunque no sea consuelo para las víctimas, no necesariamente son intencionadas. Se consideran casos de violencia estructural aquellos en los que el sistema causa hambre, miseria, enfermedad o incluso muerte, a la población. Son ejemplos los sistemas cuyos estados o países no aportan las necesidades básicas a su población”.

En el ámbito cultural el experto nos dice que esta se refiere a los aspectos culturales como lo son: el arte, religión, ciencia, derecho, ideología, medios de comunicación, educación, etc, los cuales vienen a violentar la vida.

Pone como ejemplo a las guerras religiosas en las que la fe sirve de bastión para el ataque contra el “enemigo”; así también otra forma es cuando el Estado legitima toda acción violenta.

De regreso a casa

Si nos vamos a las estadísticas sobre la violencia en Guatemala, estas muestran datos alarmantes como lo anotado por el columnista del diario El Periódico Danilo Parrinelo (19 de mayo de 2010).

“Hoy el 98 por ciento de los delitos contra la vida quedan impunes…, durante el gobierno de Óscar Berger, concretamente en 2007, hubo en Guatemala 5 mil 781 casos de muertes violentas, lo que nos da un promedio de 16 al día…, durante el primer año del gobierno de Álvaro Colom, 2008…, hubo 6 mil 292 muertes violentas que nos da 17 al día…, El año pasado la cifra fue de 6 mil 498 con un promedio de 542 al mes y de 18 al día”.

Parrinelo denuncia la forma irresponsable en que los gobiernos han abordado el tema de la violencia. Dejando un camino abierto para el crimen.
Se ha agudizado cada vez más el fenómeno de criminalidad bajo poderosas sombras ocultas, capaces de enfrentarse con el Estado y sus aliados (organismos internacionales). Por otro lado se han dado fenómenos como lo es el feminicidio. Lo cual muestra que la descomposición social es cada vez mayor.

A ellos se suman políticos de corte militar y de extrema derecha que buscan solucionar la violencia con más violencia, la ley del talión del antiguo testamento que prevalece hoy día en nuestras sociedades…, leyes que no contribuyen…, de la mano de “profesionales inocuos” que defiende las estructuras que provocan que esta violencia no se detenga.

Georges Sorel citado por Hannah Arendt decía en su libro Reflexiones sobre la Violencia que “los problemas de la violencia siguen siendo muy oscuros”. Esta frase escrita hace tantos años, continua vigente. En un país como Guatemala que aún no se recupera de un conflicto armado interno catalogado por el derecho internacional de Genocidio, donde fueron asesinados en masa y selectivamente, hombres, mujeres, niños y ancianos.

Qué nos queda

Bajo la esperanza de todas las muertes violentas. El silencio de romper el cerco es una exigencia y una necesidad; el no quedarnos callados para que un día no lejano la justicia abrase con sus manos y libere al pueblo guatemalteco de esa violencia con rostro oscuro para que la impunidad ya no campee libremente.

El síndrome chavista



El síndrome chavista bien podría ser análogo al síndrome de Estocolmo, en el cual las victimas terminan acercándose de forma afectiva a sus agresores, porque en el fondo quisieran ser como ellos. Es el caso de Hugo Chávez con muchos políticos, columnistas y gente como Dionisio Gutiérrez, que parecería que hasta tienen pesadillas al mejor estilo de Fredy Cruger.

Lamentable fue que una de las pocas veces que veo el programa “Libre Encuentro” me topo con una transmisión que a decir verdad es una falsedad completa ya que de “libre” no tiene absolutamente nada. El pseudo-moderador Dionisio interviene a cada instante y no deja de señalar su postura y manipulación a favor de lo que él piensa.

El tema no tenía nada que ver con Chávez, sin embargo siempre le echa veneno a aquello que no le conviene. En esta ocasión hasta el embajador argentino tuvo que decirle que no creara un clima de confrontación, sin embargo con su poca capacidad de tolerancia tuvo que invitar a dos de sus aliados radicales, Carlos Sabino y Pedro Trujillo, para no sentirse acorralado y que lo defendieran.

Ambos, Trujillo y Sabino empezaron a destruir las políticas socialistas llevadas a cabo en distintos países sudamericanos, cuando el tema en realidad era profundizar sobre los 200 años de independencia en nuestros países. El embajador chileno, colombiano y mexicano así como el invitado por la universidad estatal, solo veían como el síndrome chavista empañaba un programa que se caracteriza por más de lo mismo, ataque y más ataque contra todo aquello con nombre Socialismo.

Y me pregunto… ¿qué tanto promulga la teoría liberal sobre la necesidad de un mercado abierto cuando es lo que menos se hace en Guatemala?, y lo que por supuesto atañe directamente al presentador del programa.

Chávez, la verdad no tiene que ver con la situación actual guatemalteca y que lo tengan claro las posturas radicales de nuestro país; incluyendo a sectores radicales de izquierda, ¿si los hay…? como también los ultraderechistas, que piensan que tienen toda la razón y la receta para nuestro país, sino que revisen las políticas aplicadas que debilitaron al Estado y que iniciaron a partir del Consenso de Washington en los 90, y qué lograron, solamente crear una Estado débil, incertidumbre económica, comercio desigual, violencia en todos los sentidos, y muchos fallos que al final fueron culpa de la mano invisible, que todo lo regula y todo lo destruye…

Que lamentable que estos programas no contribuyan a consolidar la democracia, porque en su enorme empeño en cercenar lo que otros hacen, dejan a un lado la importante tarea de reconocer los logros y fracasos, y revisar a fondo tanto al Capitalismo como al Socialismo. Es necesaria una tercera vía (Anthony Giddens) pero no aquella que nos imponen países extranjeros, tenemos que buscarlos dentro de nuestro propio sistema, conformado por culturas distintas: Xinca, Garífuna, Indígena y Mestiza.

Por qué con solo mencionar a Chávez se crea psicosis en las mentes de aquellos que deberían enfocarse en los problemas determinantes de nuestra sociedad o es que al final están enamorados de él, ¿algún temor tendrán? O será que ¿alguna culpa la cual pagar? por qué no aprendemos de nuestra historia. Por qué creer que solo nosotros tenemos la razón y que poseemos la única fórmula para desarrollar nuestra sociedad tanto en lo económico como en lo humano.

Hasta que no dialoguemos, sin las tenazas ideológicas y recalcitrantes, seguirán existiendo programas y personas que en vez de mostrar simpatía, muestran su arrogancia y su cobardía al no dejar que otras personas con diferentes formas de pensar participen y propongan. Es lamentable que en Guatemala el síndrome chavista nos enferme y nos confronte perdiendo una oportunidad importante para construir nuestra propia historia.

"Que dura eres Guatemala"



En su novela corta “Ataúdes tallados a mano”, Truman Capote describe a un asesino en serie, como a una persona que a sangre fría comete una serie de asesinatos contra pobladores del oeste estadounidense; si lo anterior lo comparo con la situación guatemalteca, creo que el asesino en serie se queda corto con los asesinatos masivos que suceden a diario en nuestro país. Triste pero cierto, así se pinta la situación del día a día.

Según las estadísticas en Guatemala mueren 17 personas al día, en algunos casos la gente es descuartizada. Y los medios de comunicación y la gente lo mira como algo “común” en nuestra sociedad. Hasta se llegan a comentar sentencias como estas: “en algo estaba metido”, para darle fin al asunto.

Tal como decía José Manuel Arce en su poema “yo no quisiera ser de aquí”, así nos pasa a muchos guatemaltecos y guatemaltecas; todos los acontecimientos en nuestro país: muertes, violencia, impunidad, injusticia, son el pan de cada día, y nos duele.

Guatemala vive días terribles, lo ha vivido durante siglos. Desde su invasión se ha mantenido a cuenta gotas la estrategia del uso de la violencia como forma del mantenimiento del estado actual de las cosas o status quo.

Hoy 4 cabezas aparecen en la ciudad al mejor estilo del cuento de Augusto Monterroso Mr. Taylor y me recuerda que los asesinatos son un negocio del crimen. Las cabezas han aparecido en distintos sectores de la ciudad, ¿y la sociedad? apagada, es el juego en que hemos caído todos y todas, el conformismo y la enervación del sentido humano.

¿Qué hacer?, hay muchas preguntas y pocas respuestas para esta situación, esta coyuntura tiene sus raíces en el sistema estructural, no hay otra alternativa que cambiar esto, no podemos seguir esperando a que los que están en el poder cambien esto; debemos actuar, debemos reenfocar nuestras energías.

¿Qué será nuestro país dentro de 50 o 100 años?, vamos a contracorriente y el fin es un Estado salvaje al que todos y todas hemos contribuido, en el que todos nos hemos devorado como caníbales. Nos estamos comiendo unos a otros, y esto nos provoca placer al ver que el otro está bien jodido…

El cambio no es externo, es interno. Solo nosotros podemos cambiar. De nada sirven las propuestas superficiales, hay que mirar el fondo, y, ¡si es necesario el cambio a toda costa!

“Voy entre pena y pena sonriendo”

El libro de poesía “El rayo que no cesa” de Miguel Hernández me marca “voy entre pena y pena sonriendo”, así nos pasa como sociedad aun en los momentos difíciles vamos sonriendo, hay esperanza pero tenemos que actuar, existen muchos factores que no nos permiten el cambio, pero el cambio esta en nosotros.

Es imperativo ver la luz al final del túnel. Es imperativo un cambio en el que todos nos unamos y reenfoquemos nuestras energías por el bien común, ese bien que tal vez no veremos nosotros, pero lo verán las futuras generaciones dentro de 50 o 100 años.
No podemos darle la espalda a nuestro país. No lo podemos hacer, el país nos necesita en estos momentos, ya que la impunidad campea y esta en el ambiente como el viento.