miércoles, 16 de junio de 2010

“Ojo por ojo y todos quedaremos ciegos” M. Gandhi


“La paz es la continuación
de la guerra por otros medios”
Hannah Arendt



Prendo la tele ¡violencia!, salgo a la calle ¡violencia!, veo el periódico ¡violencia!, acaso y lo asumo, ¿Esa es la forma común de “vivir” en un país como Guatemala?

Desde el punto de vista estructural durante siglos el enriquecimiento ilícito, la explotación y la represión hacia el “otro”, el débil, fue y ha sido el mecanismo de violencia utilizado en nuestra sociedad.

Debilitar el espíritu, ha sido parte de las estrategias utilizadas por aquellos que nos tienen de rodillas. Antes era claro que existían grupos paramilitares en contubernio con la policía y el ejército, que funcionaban como aparatos represivos pues protegían los intereses de la oligarquía guatemalteca.

Hoy…, el rostro de la violencia se volvió más complejo, con distintos rostros, se oculta de una forma magistral y actúa con total impunidad, “en el país de la eterna impunidad”. Pero ¿Se puede cambiar la violencia por la paz? ¿Es alcanzable la verdadera paz? o siempre estaremos atados a nuestra historia y presente con nudos ciegos.

En la actualidad existen muchos factores que determinan las causas profundas de esta violencia: el desempleo, el hambre, la falta de educación, la discriminación, la falta de vestido y vivienda, entre otros muchos causales.

¿Qué nos queda?, ¿qué falta por hacer?, o esperaremos a que esto se convierta en un Estado fallido, sin leyes, sin orden, y vivir en el salvajismo –donde la violencia se convierta en algo tan común como tomar un café por la tarde-

¿Qué nos queda? En un país que nos acogió con su mano desde la profundidades de la tierra, y donde la lluvia de sangre recorre las mejillas de la historia guatemalteca.

¿Qué nos queda? Buscar la paz a toda costa…, o simplemente ser espectadores de un baño de sangre en el que algún día el baño nos tocara a nosotros.

Qué es la violencia

Según Johan Galtung existen tres tipos de violencia. Para él este flagelo se puede clasificar en directa, estructural y cultural. En cualquiera de ellas se puede dar la violencia física y mental.

La violencia directa se manifiesta cuando un actor tiene relación sobre otro, algunos ejemplos que se pueden dar al respecto es cuando “existe un abuso de autoridad, en el que alguien cree tener poder sobre otro ”, Galtung subraya que muchas veces estos casos se dan en las relaciones desiguales, hombre sobre mujer, padre sobre hijo, etc.

Para J. Galtung la violencia estructural y cultural son más difíciles de resolver. La violencia Estructural también llamada indirecta se divide en interna y externa. La interna se identifica con la personalidad; en cambio la externa va más allá y se divide en económica y política, siendo la explotación y la represión sus dos caras.

“Ambas actúan sobre el cuerpo y la mente, y aunque no sea consuelo para las víctimas, no necesariamente son intencionadas. Se consideran casos de violencia estructural aquellos en los que el sistema causa hambre, miseria, enfermedad o incluso muerte, a la población. Son ejemplos los sistemas cuyos estados o países no aportan las necesidades básicas a su población”.

En el ámbito cultural el experto nos dice que esta se refiere a los aspectos culturales como lo son: el arte, religión, ciencia, derecho, ideología, medios de comunicación, educación, etc, los cuales vienen a violentar la vida.

Pone como ejemplo a las guerras religiosas en las que la fe sirve de bastión para el ataque contra el “enemigo”; así también otra forma es cuando el Estado legitima toda acción violenta.

De regreso a casa

Si nos vamos a las estadísticas sobre la violencia en Guatemala, estas muestran datos alarmantes como lo anotado por el columnista del diario El Periódico Danilo Parrinelo (19 de mayo de 2010).

“Hoy el 98 por ciento de los delitos contra la vida quedan impunes…, durante el gobierno de Óscar Berger, concretamente en 2007, hubo en Guatemala 5 mil 781 casos de muertes violentas, lo que nos da un promedio de 16 al día…, durante el primer año del gobierno de Álvaro Colom, 2008…, hubo 6 mil 292 muertes violentas que nos da 17 al día…, El año pasado la cifra fue de 6 mil 498 con un promedio de 542 al mes y de 18 al día”.

Parrinelo denuncia la forma irresponsable en que los gobiernos han abordado el tema de la violencia. Dejando un camino abierto para el crimen.
Se ha agudizado cada vez más el fenómeno de criminalidad bajo poderosas sombras ocultas, capaces de enfrentarse con el Estado y sus aliados (organismos internacionales). Por otro lado se han dado fenómenos como lo es el feminicidio. Lo cual muestra que la descomposición social es cada vez mayor.

A ellos se suman políticos de corte militar y de extrema derecha que buscan solucionar la violencia con más violencia, la ley del talión del antiguo testamento que prevalece hoy día en nuestras sociedades…, leyes que no contribuyen…, de la mano de “profesionales inocuos” que defiende las estructuras que provocan que esta violencia no se detenga.

Georges Sorel citado por Hannah Arendt decía en su libro Reflexiones sobre la Violencia que “los problemas de la violencia siguen siendo muy oscuros”. Esta frase escrita hace tantos años, continua vigente. En un país como Guatemala que aún no se recupera de un conflicto armado interno catalogado por el derecho internacional de Genocidio, donde fueron asesinados en masa y selectivamente, hombres, mujeres, niños y ancianos.

Qué nos queda

Bajo la esperanza de todas las muertes violentas. El silencio de romper el cerco es una exigencia y una necesidad; el no quedarnos callados para que un día no lejano la justicia abrase con sus manos y libere al pueblo guatemalteco de esa violencia con rostro oscuro para que la impunidad ya no campee libremente.

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